El Principio

Luego de varios años con el bichito picando, di el paso y pase de la idea a la acción. La vi en fotos, llamé y la compré. Una Ford F100 1970 que claramente tuvo su pasado glorioso. Parada desteñida bajo el sol esperaba un mejor destino que convertirse en chatarra. La elegida, otrora roja, hizo su primer viaje luego de muchos años, sobre un camión hasta llegar a mis manos. Ahora a revisarla y comenzar a devolverla a la vida. Voy a intentar ir dejando registro de los temas a los que me vaya enfrentando y problemas que vaya resolviendo para darle una idea a otros entusiastas de lo que puede significar una restauración completamente amateur de un fan de los autos antiguos. Aclaro que no soy mecánico de profesión y lo que sélo he ido aprendiendo a pulso, leyendo, buscando en internet y de joven con mi padre y mi abuelo, en la época en que todo lo que se podía se hacía en casa, en el campo, donde no había talleres a la vuelta de la esquina. ¿Por qué una F 100 1970? No precisamente porque abunden, pues son bastante escasas y las que se encuentran están bastante intervenidas y con baja originalidad. Simplemente por que mi abuelo tuvo una, que luego fue de mi papa. Hay muchos recuerdos de niñez asociados a ella. También los primeros trompitos en el potrero! Bueno, hasta acá por hoy, guardada en mi casa y ya iré contando los avances y tropiezos. No me puse una meta de fecha para tenerla lista (a los que nos gusta esto sabemos que NUNCA se está listo, siempre se puede hacer algo más). Esta camioneta no es mi primer auto antiguo, tengo un Dodge Polara 1973. Sin embargo el Polara fue más bien conservado que restaurado. Originalmente fue comprado nuevo por mi madre y con los años se guardó y pasó a mis manos. Hoy circula sin problemas y con el participo en los encuentros de autos antiguos que puedo. Pero esa es otra historia que da para otro blog aparte.

 

La de la foto es la camioneta que desde el año 1971 hasta 1978 fue de mi abuelo José y desde el 1978 a 1984 de mi papá. En la provincia de Osorno, Chile.